Centrales nucleares de alto riesgo
Por: Ramón LoboEstamos ante lo que podría ser el mayor accidente nuclear de la historia. Fluyen las palabras, pero falta una información esencial: qué está ocurriendo dentro de Fukushima. En los dos accidentes más graves de la historia, Chernóbyl y Three Mile Island, no se dijo la verdad. Se mintió.
Hay preguntas esenciales: ¿son seguras las centrales? ¿Son seguros los Gobiernos y los (presuntos) responsables de velar por su seguridad?
El Gobierno español se ha apresurado a defenderlas (Elena Salgado ha calificado el accidente en Japón de "circunstancia concreta"), lo mismo que el organismo que se encarga de la seguridad. El Gobierno alemán acaba de congelar su plan de alargar la vida de sus centrales nucleares y Francia revisará sus instalaciones. La UE se reúne hoy.
En Japón ha fallado la seguridad de Fukushima, que tiene cuatro reactores. Los partidarios de la energía atómica dan la vuelta al argumento: la seguridad ha funcionado, está funcionando al evitar un nuevo Chernóbyl. El accidente aún no ha terminado, está en proceso, y es más grave de lo reconocido por el Gobierno nipón. La causa ha sido una doble catástofe natural: un terremoto de 9.0 en la escala de Richter y un tsunami con olas de hasta 10 metros. Muchos países con centrales nucleares se hallan fuera de las zonas sísmicas y de la costa; no tendrán que enfrentarse a algo parecido. También los hay con centrales nucleares en zonas de alto riesgo sísmico.
Fuente The Washington Post.
Fukushima demuestra que la seguridad en un país tan avanzado y preparado no es suficiente. El sismólogo japonés Ishibashi Katsuhiko lo denunció en 2007 al estudiar el comportamiento del reactor Kushiwazaki, en el noroeste del país, tras un terremoto de 6,8. Su informe fue demoledor: las centrales tenían una "vulnerabilidad fundamental". Katsuhiko denunciaba que algunas empresas recortaban en seguridad nuclear para ahorrar costes. Nadie le hizo caso. Quizá la primera alarma sea empezar a escuchar a los que traen malas noticias.
En el mundo existen 443 reactores nucleares operativos; otros 62 están en construcción; 158 planeados y 324 propuestos. Datos actualizados de la World Nuclear Association.
Japón tiene 55 reactores que generan el 45,5% de la electricidad del país. En 2030, la previsión era alcanzar el 50%. Le superan EEUU (104 reactores) y Francia (58). Alemania tiene 17, y España ocho. Rusia, 32 y Ucrania 15. Ucrania es el país de Chernóbyl. India, 20, y otra planeada en Jaitapur, zona de riesgo sísmico. También sucede en EEUU.
En este mapa de IRIS se pueden seguir los terremotos más recientes.
Son pésimos tiempos para los defensores de la energía atómica para usos pacíficos, incluido el presidente iraní, Mahmud Ahmadineyd. Todo accidente nuclear, y más si es triple como en el caso del que está sucediendo en Fukushima, genera pánico colectivo. Las palabras-miedo vuelan más bajo y viajan más lejos y rápido que las nubes radiactivas. Cuando se desata el pánico es imposible la reflexión, solo cabe algún tipo de propaganda. El problema de fondo es general: la energía es un gran negocio, no un servicio o un servicio que da dinero. En los grandes negocios todo vale. De ahí los controles, el Estado, los organismos nacionales e internacionales, la seguridad colectiva frente el beneficio privado.
Los que venden petróleo atacan a los que venden energía atómica y viceversa, y ambos arremeten contra cualquier idea de energía alternativa que pudiera poner en peligro sus ingresos. Todos asustan, lanzan cifras y nombres de difícil retención. La media verdad es una parte esencial de muchos negocios.
Fuente: Diario el País
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