02 diciembre 2014

Recordando a José Luis Sampedro, Olga Lucas estuvo con nosotros 28/11/2014

El viernes teníamos una cita especial en nuestra Tertulia, íbamos a  recordar  la figura de José Luis Sampedro.
Para ello nos servimos de un video- documental de las visitas que realizó a Sinués en el verano de 2011, de la mano de Concha Jiménez por aquel entonces responsable de cultura de Jaca.
Olga Lucas, vino para estar con nosotros, pasando una velada de emoción contenida  y recuerdos imborrables.

Estuvieron también con nosotros un nutrido grupo de vecinos de Sinués con su alcaldesa Chusa a la cabeza y que sin su ayuda este  encuentro no hubiera sido posible.
Esperábamos igualmente la visita de Concha Jiménez, artífice del encuentro del documental, pero circunstancias de última hora, no hicieron posible su presencia. Gracias a todos.


Aquel fue un encuentro casual,  en el que no solo nos trasmitió su sabiduría, sino la talla de hombre bueno.
Con una duración de unos 50 minutos tiene 2 partes, la primera está rodada en su primera visita al que viene a un concierto de violín que se celebra en la iglesia y sabedores de su visita se le recibe danzando para él “El paloteau de Sinués”.
La segunda parte es a la semana siguiente y es un encuentro en “el huerto del cura” donde se preparó una merienda y a la cual se invitó a los que estábamos ese fin de semana en el pueblo.
Creo que es un documento muy entrañable, pues se ve a un José Luis Sampedro, dicharachero, amable, alegre, muy a gusto entre nosotros, rebosante de una gran humanidad y con gran  sentido crítico .
Al acabar la proyección vinieron los turnos de palabra. En un ambiente distendido contestó con la franqueza que le caracteriza, sabiéndose entre amigos.
Para terminar  un corto video de Marcos Ana saludaba a Olga rememorando un pasado compartido de su infancia en Budapest, finalizando con un poema.

Algunos momentos del documental.


 Eloy en uno de los momentos mas emotivos cantando:"S´ha feito de nuei"



Los niños y niñas fueron una parte muy importante del encuentro, regalandole a José Luis varias poesías hechas por ellos y otros regalos.







A la mañana siguiente habíamos quedado con ella para ir a ver la exposición permanente que este verano inauguró en Alhama de Aragón.
Una Casa- Palacio del siglo XVI coincidente con la Lonja de Zaragoza en su estructura, alberga la exposición.
Nos estaban esperando el alcalde, José María Castejón y la concejal de cultura María Pilar Marco, quien nos dio una explicación pormenorizada del edificio y los planes de restauración para el futuro.
En la segunda planta tenemos la muestra de la vida y obra de José Luis Sampedro, con unos paneles gráficos muy bien montados con fotografías muy interesantes  y materiales aportados por Olga. También se puede observar unas vitrinas donde están algunos de sus manuscritos, planillas donde organiza los personajes e incluso mapas dibujados por él donde detalla el recorrido de la obra.
En una acogedora sala de proyección, con un amplio monitor de TV, pudimos ver una buena colección de videos donde el maestro era el protagonista, con escenas en la que a veces, es difícil contener la emoción.





Al final de la visita, nos sorprendieron con un obsequio, un ejemplar del libro “El mercado y la globalización”.
A continuación comimos en Casa Tito, comida casera con buena relación calidad- precio, y que fue donde tuvieron el primer encuentro Olga y José Luis.

Terminamos la visita con un paseo por el lago termal, bajo la lluvia y una alfombra de  hojas rojas y ocres bajo los pies.









25 noviembre 2014

Presentación del libro de Félix Tundidor

En un ambiente cálido como pocos, Carmelo Romero, profesor de Hª de la Universidad de Zaragoza, comenzó narrando la trayectoría de Félix en su faceta de estudiante de historia y de como fue capaz de renunciar a su primera idea y hacer un trabajo mas académico, escogiendo un periodo anterior a su bagage político y sindical. "La capacidad de ser razonablemente dúctil suele ser una cualidad de las personas inteligentes"
A continuación Félix hizo una reseña del porqué de este libro y nos dio unas pinceladas de lo que quería haber escrito y que con seguridad será su próximo libro

 
Evelyn Mesquida, historiadora y escritora sobre "la 9"
 
El sitio se quedó pequeño y algunos tuvimos que estar de pie.





 


Alberto Tundidor y  Pablo nos deleitaron entre otras la composición de Pau Casals "El Cant dels Ocells" en memoria a los que dieron su vida por sus ideales de libertad. El evento acabó cenando en Casa Emilio.


02 junio 2014

IRRUMPE EL ELECTORADO INDIGNADO





Antonio Antón, en nuevatribuna.es

Tres son los resultados más significativos de las elecciones europeas en España: la emergencia de un amplio electorado indignado y transformador; el fracaso del proyecto del aparato socialista que ha cosechado el peor resultado de su historia; el declive del apoyo electoral a la derecha. Los tres fenómenos están encadenados. Por un lado, se ha mostrado la existencia de un rechazo masivo a la política de austeridad y recortes sociales, el paro masivo, el reparto desigual de la crisis, así como a la gestión antisocial e impositiva de las élites gobernantes. Por otro lado, se ha confirmado el refuerzo de un electorado crítico, a la izquierda del partido socialista, que se opone a esa dinámica regresiva y exige una política social y económica más justa y la democratización del sistema político. La decadencia del bipartidismo se combina con el fortalecimiento de las fuerzas alternativas y de izquierda.

Desgaste del bipartidismo gobernante y un nuevo polo alternativo

Respecto de las elecciones europeas del año 2009, es decir, en los últimos cinco años de crisis socioeconómica y gestión política impopular y autoritaria (primero del PSOE y después y de forma más dura del PP) el bipartidismo gobernante ha perdido más de cinco millones de votantes (más de 2,5 millones cada uno y con similar participación); entre ambos han pasado del 80% de los votos a menos del 50% (cuatro millones el PP y algo más de tres y medio el PSOE). Todavía representan a cerca de la mitad del voto electoral pero es evidente y positiva la consolidación de una amplia desafección popular a esa clase gobernante y su política de recortes.


El descenso de apoyo ciudadano es todavía más significativo en el PSOE que ha perdido más del 40% de su electorado. Si en las elecciones generales de 2011 había perdido diez puntos respecto a 2009, y muchos consideraban que había tocado suelo, ahora ha vuelto a descender otros cinco puntos (y un millón de votos), hasta quedar en el 23%, sin que se pueda aventurar que sea su último peor dato.


Por el contrario, el electorado indignado y transformador ha superado los tres millones: 1,56 millones, Izquierda Plural –IU, ICV, Anova, Batzarre…-; 1,24, Podemos, y 0,30Primavera Europea –Equo, Compromís y Chunta aragonesista-. El conjunto está cerca del 20% del total. Si a este bloque de izquierdas le sumamos la izquierda nacionalista (catalana –ERC-, vasca –Bildu, Aralar, EA- y gallega –BNG-), con cerca de otro millón, la suma es de cuatro millones (26%), similar a los votos del PP (26%) y más que los del PSOE (23%). Este electorado a la izquierda de la socialdemocracia está fragmentado, particularmente entre esas dos partes; no obstante, también existen experiencias de acuerdos parciales entre ellas en Cataluña, Galicia o Navarra. Luego volvemos sobre el desafío para su unidad y consolidación. Ahora analizamos su conformación y su impacto.


El asunto relevante que se ha expresado en este proceso electoral es el gran crecimiento de este electorado crítico, no solo de contestación sino también con un proyecto definido de cambio profundo progresista. En ese sentido, apunta a una transformación significativa de los equilibrios políticos e institucionales, en particular, en la configuración de las izquierdas, a una reorientación de la política socioeconómica y a una democratización a fondo del sistema político.

Es un acontecimiento histórico. Por primera vez en España, en todo el periodo democrático, las fuerzas políticas a la izquierda de la socialdemocracia superan a ésta en apoyo electoral, y dejan de estar subordinadas ante su hegemonía. Las dos dinámicas son paralelas: deslegitimación y disminución de la capacidad representativa de la élite socialista; aval ciudadano a un conjunto de varios grupos sociopolíticos a su izquierda, primero social y de legitimación ciudadana y, después, como representantes políticos directos. Es decir, junto con el declive de la derecha conservadora, se ha producido un desplazamiento hacia la izquierda del electorado, fortaleciéndose un polo alternativo relevante de similar representación política (y superior legitimidad social) que la tradicional socialdemocracia. Este proceso se ha fraguado durante estos cinco años, a través de la indignación cívica contra las graves e injustas consecuencias de la crisis socioeconómica, la pugna popular contra la involución social, económica y política promovida por las dos élites gobernantes, y la defensa ciudadana de los derechos democráticos, sociales y laborales.


Lo más difícil ha sido la conformación de una corriente social indignada y una dinámica de protesta social progresista. Esa dinámica y los actores sociopolíticos que la han promovido han contribuido a configurar un campo social de rechazo a esa dinámica regresiva, y han apostado por un cambio socioeconómico y político profundo. Durante cuatro años se han sucedido, con altibajos y de forma heterogénea, grandes, unitarias y visibles movilizaciones sociales con diversas representaciones sociales o grupos de activistas. Estaba clara la persistencia y la consistencia de ese amplio movimiento popular, de orientación progresista en lo socioeconómico y democratizador en lo político. Permanecía la incógnita de cómo se iba a traducir en el ámbito político-electoral, contando con que ambos campos obedecen y están condicionados por distintos mecanismos. Las elecciones generales de noviembre de 2011, ya constituyeron un primer aviso: amplia desafección hacia el partido socialista e incremento del voto a IU (y algo de abstención y voto en blanco). Ahora ha cristalizado un segundo paso en el impacto electoral e institucional con un claro, aunque todavía dividido y emergente, polo político alternativo.

El continuismo estratégico del aparato socialista es un callejón sin salida

Han persistido dos fenómenos negativos. Por un lado, los planes de ajuste económico, de empleo y de derechos, protagonizados por las derechas, y una perspectiva de continuidad de la crisis, con una gestión y una salida conservadoras. Por otro lado, el continuismo de la estrategia del (viejo y, probablemente, nuevo) aparato socialista. Nos detenemos en ello.


La ausencia de autocrítica en la dirección socialista por su política antisocial y su incumplimiento de los compromisos sociales y democráticos, la continuidad de su aparato con responsabilidades en la gestión gubernamental, el giro solo retórico de su discurso, confiando en una mejor ‘comunicación’, y el mantenimiento de su estrategia subordinada al consenso europeo de la austeridad (flexible) y los intereses del establishment, han quitado credibilidad a sus esfuerzos por mantener y recuperar su electorado. Se han distanciado todavía más de la sociedad. El continuismo, con un proyecto difuso, ha profundizado la pérdida de legitimidad y confianza popular. La mayoría de su base social y electoral era progresista y de izquierdas. Pero su última gestión gubernamental, su estrategia socioeconómica y laboral y su desconsideración hacia sus compromisos sociales y valores democráticos, se pueden calificar de ‘derechas’ y con gran déficit democrático (autoritarios), sin que el nuevo núcleo dirigente las haya cuestionado. La desconfianza ciudadana en sus líderes es evidente.


La dirección socialista tiene un fuerte dilema. Ante su debacle electoral su reacción inmediata es la renovación de su equipo dirigente. Es imprescindible pero insuficiente. No solo necesita caras nuevas, no contaminadas directamente por la gestión gubernamental pasada. Eso sería cambiar algo para no cambiar lo sustancial. Y lo fundamental es reconocer su responsabilidad por su estrategia equivocada, el fracaso de sus intentos ‘comunicativos’, incluyendo la falta de credibilidad de su flamante proyecto de su Conferencia política y el continuismo en sus principales prioridades. No se vislumbra, en la polémica interna sobre el Congreso extraordinario y las primarias, ningún debate sobre la necesidad de una fuerte reorientación de su estrategia política y de alianzas hacia una posición más social y democrática y de colaboración con las izquierdas para acabar con la hegemonía conservadora y los designios de la Troika. Lo que se deduce es (otra) operación cosmética con un nuevo liderazgo que, con nuevas promesas y retóricas renovadoras, practique la vieja política: acordar con la derecha los grandes temas de la gestión liberal de la crisis y la estabilidad institucional, y bajo los consensos europeos entre socialdemócratas y conservadores.

De confirmarse la opción del nuevo aparato socialista por el continuismo de su estrategia política neoliberal, estaría incurriendo en el riesgo de acentuar el alejamiento de su base social progresista, estilo sus colegas franceses –o griegos- (confiando quizá en que se vaya descomponiendo el apoyo centrista al PP, para recogerlo, estilo italiano). Esa lógica sería un impedimento para garantizar el cambio institucional sustancial a corto plazo, pero, al mismo tiempo, profundizaría su declive. La ‘alternancia’ entre los dos partidos gobernantes es cada vez más irrelevante e indiferenciada, y cobra mayor relieve la capacidad ‘alternativa’ de las izquierdas, en la que parte del socialismo actual podría y debería tener un papel positivo. El PSOE ha dejado de ser la referencia principal o mayoritaria de oposición y alternativa institucional. En la mejor de las hipótesis puede nadar entre dos aguas, conservar un electorado significativo y condicionar el ritmo y las condiciones del cambio político. Pero, después de comprobar la existencia de ese campo indignado con sus políticas y sus representantes, tiene que admitir la representatividad y el protagonismo del polo alternativo que se ha conformado a su izquierda. Es un mínimo gesto democrático que, de momento, no se adivina, sino más bien lo contrario, deslegitimar esta nueva expresión crítica a su izquierda.


Oportunidad de cambio político-institucional


El sector desafecto con los líderes políticos del partido socialista y su política se acumulaba a otro bloque indignado, particularmente joven, que ha ido madurando estos años, aun con cierta orfandad representativa en el ámbito político-institucional. La desafección a la clase política no suponía pasar de la (acción) política, sino que significaba la crítica a esa élite dominante poco democrática, la reafirmación en la protesta social para cambiar las cosas y, adicionalmente, posibilitar el apoyo a otra representación política, coherente con esos objetivos básicos, de democratización política y giro socioeconómico. Es lo que ha sucedido. Por un lado, dos millones y medio de votos menos al partido socialista; por otro lado, el millón más a Izquierda Plural y el millón doscientos cuarenta mil a Podemos.

Lo más llamativo ha sido el amplio apoyo a esta reciente fuerza política. Podemos ha tenido la habilidad y el acierto en sus mensajes políticos y su tipo de candidatura, innovadora, participativa y con buena capacidad comunicativa, para conectar con esa parte de la ciudadanía indignada y hacerse su portavoz político en estas elecciones. Es un gran mérito el haber conseguido ser un cauce de expresión política de la resistencia cívica a la austeridad y la exigencia democratizadora. El logro del reconocimiento ciudadano para su labor institucional y representativa corre parejo con la debida autonomía y el refuerzo de la movilización social que es la base de su legitimidad.


En comparación con los pronósticos de diversas encuestas de opinión, el conjunto del voto a estos dos grupos de izquierda alternativa se ha visto incrementado. Pero, sobre todo, lo más sorprendente ha sido la casi igualación entre ellos (seis por cinco eurodiputados), cuando las expectativas suscitadas, en el mejor de cada caso, preveían una desproporción mayor (ocho a tres, a favor de Izquierda Plural). El choque de la dirección de IU con esta realidad, todavía más fuerte en sitios emblemáticos como Madrid y Asturias donde Podemos les ha superado, les debe permitir iniciar una reflexión profunda sobre sus limitaciones políticas, organizativas y de forma de tejer alianzas, que les han dificultado para obtener la confianza de un amplio segmento crítico con el poder. Su mayor peso político y de estructura organizativa le convierte en un eje fundamental para conformar, desde el respeto a la pluralidad de las distintas fuerzas alternativas y con exquisito talante democrático, mayor convergencia y arraigo local.


Respecto del núcleo promotor de Podemos y su base asociada, ya hemos adelantado su enorme mérito al saber encauzar y representar en el ámbito político-electoral gran parte de la indignación ciudadana y la protesta social. El éxito de la significativa e inesperada dimensión de su representación política les exige una nueva e importante responsabilidad. Los desafíos son inmensos y se podría decir que lo realmente dificultoso y complejo empieza ahora. Dejando al margen el imprescindible reto colectivo, en la esfera sociopolítica, de consolidar el movimiento popular, con el apoyo de la mayoría de la sociedad, en torno a una salida progresista y democrática de la crisis, se trata de cómo configurar la apuesta, en el ámbito electoral y político, por un profundo cambio institucional que acabe con esta época y asegure un periodo progresista y una perspectiva constituyente de una democracia avanzada y más igualitaria. Sus desafíos inmediatos, al menos, son tres: primero, profundizar el programa básico alternativo a la austeridad, los recortes y la involución social y democrática, como referencia de las aspiraciones de la ciudadanía activa; segundo, enraizar su proyecto y su liderazgo político entre la población indignada, fortaleciendo el tejido asociativo y la participación democrática, y establecer un tipo de relaciones, iniciativas y alianzas unitarias; tercero, dotarse de los instrumentos organizativos, con mecanismos cada vez más complejos, pero funcionales, transparentes y democráticos.


La base social indignada estaba prácticamente construida en el plano social; una parte relevante de ella se ha sumado electoralmente a Izquierda Plural y otra similar ha confiado en la representación política de Podemos. Ahora, ambos deben asumir el desafío de seguir mereciendo su apoyo y ampliarlo a la mayoría de la sociedad junto con las demás fuerzas alternativas. Y conducirlo unitariamente hasta derrotar a los poderosos y garantizar un avance sustantivo hacia una democracia social más justa, con una ciudadanía social plena e integradora, al mismo tiempo que con un nuevo equilibrio territorial. No es poco, pero es la oportunidad y el horizonte que se han abierto, por primera vez en España, desde la Transición política.


Por tanto, la perspectiva inmediata es la reafirmación de las izquierdas y fuerzas progresistas y el desalojo del poder institucional a las derechas, en los procesos electorales próximos –municipales, autonómicos-, particularmente en territorios donde se ha instalado casi como un régimen conservador y atravesado por la corrupción, como Madrid, la Comunidad valenciana o Navarra. Después en las elecciones generales garantizar el cambio político progresista, con un giro igualitario de la política socioeconómica, un impulso democratizador de las instituciones políticas y una relación de la Unión Europea más solidaria y respetuosa con España y los países periféricos.



Antonio Antón | Profesor Honorario de Sociología de la Universidad Autónoma de Madrid

09 abril 2014

LA MAYOR (Y MÁS SILENCIADA) CAUSA DEL CRECIMIENTO DE LAS DESIGUALDADES.

Vicenç Navarro, en Publico.es

Es una suerte tener aún economistas que se salen del pensamiento único y nos ayudan a descubrir la realidad de una pseudociencia al servicio de los amos.

Las desigualdades en la mayoría de países a los dos lados del Atlántico norte, Norteamérica y la Unión Europea, han crecido enormemente, alcanzando unos niveles nunca vistos desde principios del siglo pasado, cuando tuvo lugar la Gran Depresión. Este crecimiento ha sido particularmente acentuado en los países conocidos como PIGS (Portugal, Irlanda, Grecia y España), que se convierten en GIPSI cuando se añade Italia.

¿Por qué este crecimiento tan notable?

Existe ya toda una extensa bibliografía que intenta explicar este hecho. Una síntesis de las distintas razones que se han dado aparece en el discurso que el Premio Nobel de Economía, James Alexander Mirrlees, dio con motivo de su ingreso a la Real Academia de Ciencias Económicas y Financieras, y que se publicó en La Vanguardiael 23 de marzo de 2014. Es un resumen de lo que constituye la sabiduría convencional en el conocimiento económico actual. El problema que conlleva y reproduce este conocimiento hegemónico es que ignora el contexto político, que condiciona y determina el conocimiento económico.

Por ejemplo, una de las explicaciones que se han dado con mayor frecuencia para explicar la disminución de los salarios (una de las mayores causas del crecimiento de las desigualdades) es la globalización económica, con la movilidad de capitales que se desplazan a países de bajos salarios para abaratar sus productos. Pero esta explicación ignora que los países escandinavos como Suecia o Noruega, por ejemplo, están entre los países más globalizados del mundo. Es decir, sumando sus exportaciones e importaciones se alcanzan los porcentajes del PIB de los más altos existentes en el mundo. Debido a su pequeño tamaño, la economía de estos países está enormemente integrada y globalizada. Y, en cambio, sus salarios están entre los más elevados del mundo. Y ello se debe a que el mundo del trabajo y sus instrumentos políticos y sindicales son muy fuertes y han ejercido una fuerte influencia sobre sus Estados.

Estos datos muestran que no es la globalización económica en sí, sino la manera como se realiza tal globalización, la que determina el nivel salarial. En otras palabras, son las variables políticas (lo que se llama el contexto político) las que determinan el fenómeno económico (y no a la inversa). Esta realidad constantemente es olvidada incluso por autores progresistas, como Christian Felber, que en su conocido libro La economía del bien común apenas toca el contexto político, reduciendo su libro a un tratado de ingeniería económica sin considerar las variables políticas que harían posible su realización.

Por qué los indicadores de desigualdad que se utilizan no nos sirven para entender la desigualdad

Esta ignorancia o desconocimiento del contexto político ha llevado al establecimiento de unas ciencias económicas que nos limitan en el entendimiento de las desigualdades. Comencemos por el estudio de los indicadores de desigualdad. El más común para medir las desigualdades de renta es el coeficiente de Gini, que intenta medir el nivel de desigualdades mediante un valor que va de 0 a 1. 0 quiere decir igualdad completa y 1 desigualdad total. En general, el Gini es más bajo en los países escandinavos que en los países PIGS o GIPSI.

Ahora bien, sin negar que este indicador pueda sernos útil, la realidad es que la información que nos proporciona es muy limitada, pues no nos señala por qué este nivel está donde está ni por qué varía. Para poder entender y, por lo tanto, medir mejor las desigualdades, hay que comenzar por entender de dónde proceden las rentas. Y las dos fuentes más importantes son la propiedad del capital, por un lado, y el mundo del trabajo, por otro. Es decir, la desigualdad en la distribución de las rentas depende primordialmente de la distribución de la propiedad del capital y de la distribución de las rentas del trabajo. La relación de poder entre las fuerzas del capital, por un lado, y las fuerzas del trabajo, por otro, es lo determinante en la distribución de las rentas en un país. La evidencia de que esto es así es abrumadora y, en cambio, el lector raramente lo leerá en los mayores medios de información.

En realidad, este hecho es una de las razones que explica la falta de atención (cuando no abierta hostilidad) que el tema de las desigualdades tiene dentro de lo que se llaman “ciencias económicas”. Como dijo hace unos años el Premio Nobel de Economía Robert Lucas (miembro del consejo científico de uno de los centros más importante y prestigiosos de investigación económica en España, la Barcelona Graduate School of Economics) “una de las tendencias perniciosas y dañinas en el conocimiento económico… en realidad, venenosa para tal conocimiento, es el estudio de temas de distribución” (Robert Lucas, “The Industrial Revolution: Past and Future”. Annual Report 2003 Federal Reserve Bank of Minneapolis, May 2004).

A los economistas próximos al capital les molesta que se investiguen las causas de las desigualdades pues la evidencia científica muestra que la principal causa de su crecimiento ha sido, precisamente, el enorme crecimiento de las rentas del capital a costa de las rentas del trabajo, hecho que es consecuencia del gran dominio de las instituciones políticas y mediáticas por parte del capital, dominio que ha diluido y violado el carácter democrático de las instituciones representativas de los países donde el crecimiento de las desigualdades ha tenido lugar (ver el excelente libroCapital in the Twenty-First Century, de Thomas Piketty, 2014).

Es más, el protagonismo del capital financiero (y muy en particular de la banca) dentro del capital, junto con el descenso de las rentas del trabajo, generador del descenso de la demanda, explica el comportamiento especulativo de ese capital, origen de la enorme crisis, tanto financiera como económica (y, por lo tanto, política), que estamos viviendo. El lector puede así entender por qué el Sr. Lucas y un gran número de economistas próximos al capital no quieren ni oír hablar de temas de desigualdades, porque, por poco que se mire, se ve claramente el origen de tanto sufrimiento que las clases populares están padeciendo, que no es otro que el enorme dominio que el capital tiene sobre las instituciones del Estado.

La concentración del capital

Permítanme que me extienda en estos puntos. Es bien sabido que la propiedad del capital está mucho más concentrada que la distribución de las rentas. Así, el 10% de la población en la mayoría de países de la OCDE (el club de países más ricos del mundo) tienen más del 50% de la propiedad del capital. En España, uno de los países con mayor concentración, tiene alrededor del 65% (tabla 7.2 en el libro de Piketty). Por otra parte, la mitad de la población en su conjunto no tiene ninguna propiedad: en realidad, está endeudada. De esta concentración se deriva que cuanto mayor es el porcentaje de las rentas que derivan del capital, mayor es la desigualdad en la distribución de las rentas. Es lo que solía decirse que cuanto mayor poder tiene la clase capitalista (término que ya no se utiliza por considerárselo “anticuado”), mayores son las desigualdades en un país.

Naturalmente que estas desigualdades entre el mundo del capital y el del trabajo no son las únicas que explican las desigualdades de renta en un país. Pero sí que son las más importantes. Les siguen las desigualdades dentro del mundo del trabajo, que se reflejan predominantemente en la extensión del abanico salarial. Pero incluso estas dependen de las fuerzas derivadas del capital. Cuanto mayor es el poder de la clase capitalista, mayor es la dispersión salarial, hecho que la economía convencional atribuye a su hincapié en estimular la eficiencia económica, aun cuando la evidencia científica muestra que no hay ninguna relación entre dispersión salarial y eficiencia económica. En realidad, algunas de las empresas más eficientes (como las cooperativas del grupo Mondragón) son las que tienen menor dispersión salarial. El objetivo de esta dispersión no es económico sino político: el de dividir y, por lo tanto, debilitar al mundo del trabajo.

Esta observación, por cierto, explica las limitaciones de aquellos autores que ciñen la definición del problema al 1% de la sociedad, eslogan generado por el movimiento Occupy Wall Street y que ha sido importado a España. El sistema económico se sostiene precisamente por la lealtad del siguiente 9% superior de renta, que deriva sus rentas del trabajo, pero cuyo poder y permanencia dependen de su servicio al 1%. Los grandes gurús mediáticos, por ejemplo, reciben salarios elevadísimos cuya cuantía no deriva de su competencia o eficiencia, sino de su función reproductora de los valores que favorecen los intereses del 1%.

En conclusión, las causas de las desigualdades son políticas y tienen que ver predominantemente con el grado de influencia política que los propietarios del capital tienen sobre los Estados. Cuanta mayor es su influencia, mayor es la desigualdad social. El hecho de que estas hayan crecido enormemente desde los años 80 se debe al cambio político realizado por el Presidente Reagan y la Sra. Thatcher –la revolución neoliberal–, que fue y es la victoria del capital sobre las fuerzas del trabajo, victoria que continúa debido a la incorporación de los partidos de centroizquierda gobernantes al esquema neoliberal promovido por el capital. Cada una de las políticas neoliberales (los recortes del gasto público y transferencias sociales, la desregulación del mercado de trabajo, el debilitamiento de los sindicatos, la descentralización e individualización de los convenios colectivos, la bajada de salarios y otras medidas) repercute en el beneficio del capital y su concentración a costa de las rentas del trabajo. Son políticas claramente de clase que no se definen con este término por considerarlo “anticuado”. Es precisamente resultado de la enorme influencia del capital que tal terminología se considere anticuada. Es predecible que los portavoces del capital así lo presenten, pero es suicida que los portavoces de las izquierdas, en teoría próximas a las clases populares, también consideren estos términos anticuados. Confunden antiguo con anticuado. La ley de gravedad es antigua pero no es anticuada. Si usted lo duda es fácil de comprobar: salte de un cuarto piso y lo verá. Y esto es lo que está ocurriendo con gran número de las izquierdas gobernantes en España y en Europa. Están cayendo del cuarto piso y todavía no se han dado cuenta del porqué. Le agradecería al lector que les enviara este artículo.

Vicenç Navarro – consejo científico de ATTAC. Catedrático de Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra, y Profesor de Public Policy. The Johns Hopkins University

19 marzo 2014

VicenÇ Navarro nos muestra como existe una información muy sesgada de los Países de Izquierdas

Vicenç Navarro, en publico.es

Existe en EEUU una revista que ejerce una función esencial en un sistema democrático. Se llama Extra!, que es la revista del Media Watch Group, un grupo de analistas de los medios de información estadounidenses que muestra los errores, mentiras y manipulaciones que aparecen en dichos medios. Sería deseable que existiera una organización semejante que hiciera lo mismo en España, un país conocido también internacionalmente por la escasa calidad democrática de sus medios de información, altamente derechizados (con un número notable de excepciones).

En uno de sus últimos números, la revista Extra! muestra la manipulación que la prensa y los principales canales de televisión de EEUU llevan a cabo en su cobertura de los países de América Latina gobernados por las izquierdas. Esta manipulación, por cierto, se da incluso con mayor intensidad en la gran mayoría de los medios españoles. Hemos visto estos días la enorme movilización de El País en su intento de desestabilizar a un gobierno democráticamente elegido, favoreciendo lo que, en caso de ser exitoso su intento, sería un golpe de Estado contra el gobierno de un partido que ganó las elecciones con un comportamiento escrupulosamente democrático, tal como atestiguó el centro de análisis de elecciones presidido por el ex presidente de EEUU, el Sr. Jimmy Carter, el cual, a pesar de indicar algunos elementos criticables de las elecciones, consideró que el resultado reflejaba la voluntad popular.


Ahora bien, los medios internacionales, dominados por intereses financieros hostiles a los gobiernos de izquierda, están estimulando ese golpe de Estado, con un comportamiento carente de escrúpulos y de la más mínima ética periodística. Por ejemplo, The New York Times, en su intento de mostrar que en Venezuela no hay democracia, escribió el pasado 24 de febrero que solo había en Venezuela un canal de televisión crítico con el gobierno presidido por Maduro, dato que inmediatamente se distribuyó a lo largo y ancho de los medios de comunicación del mundo. La falsedad de este escrito es evidente, pues la mayoría de televisiones en Venezuela son privadas (cuentan con casi el 75% de la audiencia) y su gran mayoría son contrarias al gobierno venezolano, tal como ya documentó el Carter Center en su informe sobre las elecciones presidenciales en abril de 2013. Este dato es sumamente fácil de documentar. Vea la televisión privada en Venezuela, que es la mayoritaria, y se dará cuenta. Es interesante indicar que El País, por cierto, también presentó la misma información manifiestamente errónea. Y como era predecible, Mario Vargas Llosa, en su artículo “La libertad en las calles” (El País, 09.03.2014), también escribió que “el único canal de televisión independiente que sobrevivía —Globovisión— fue sometido a un acoso tal…”. Vargas Llosa es bien conocido por su labor más propagandística que informativa, sin prestar mucha atención a los datos que utiliza. En realidad miente frecuentemente, pues es casi imposible que este Premio Nobel de Literatura no supiera que la mayoría de canales de televisión en Venezuela son privados y que casi todos son contrarios al gobierno.

Ahora bien, cabe resaltar que El País no hizo, sin embargo, lo que hizo The New York Times, el cual, ante la evidencia del error (recibió 13.000 notas de protesta), publicó una corrección escribiendo que “una versión anterior (24.02.14) de este artículo se refirió a Globovisión de una manera imprecisa… en realidad, tal canal no fue el único existente crítico con el gobierno” (26.02.14) (ver el interesante artículo de Mark Weisbrot sobre la cobertura de los medios sobre Venezuela, en CounterPunch, 05.03.14).


Contra el gobierno ecuatoriano

En el último número de Extra!, Peter Hart, uno de los periodistas más creíbles e interesantes de EEUU, escribe sobre otra manipulación parecida en la cobertura del gobierno Correa del Ecuador, otro de los presidentes demonizado por los medios de información españoles y de Estados Unidos. El origen de dicha hostilidad y virulencia es una ley propuesta por el gobierno Correa que tiene como objetivo prevenir directa o indirectamente el oligopolio o monopolio en la propiedad de los medios de comunicación. Como han informado Periodistas sin Fronteras (Reporters without Borders, RWB), la ley actual sustituye a la ley impuesta por el régimen dictatorial en los años setenta. Dicha ley fue revisada en los años noventa, pero según RWB, el impacto de tal ley fue precisamente consolidar la propiedad de los medios en un número muy reducido de propietarios. De ahí la intención de diversificar esos medios. La ley fuerza la diversidad dentro de los medios con pluralidad de opiniones, lo que, según Peter Hart, hoy apenas existen en tales medios. Dicha ley prohíbe también que un propietario de un medio (por ejemplo, un canal televisivo) pueda tener otro (por ejemplo, un rotativo), y señala que cada medio debe tener un defensor de la audiencia que publique y atienda a las quejas, una ley que estaría muy bien que se aplicara en España también. Yo no sé si hay comités que controlen la práctica periodística en los colegios de periodistas en España. Pero algo profundamente erróneo ocurre en nuestro país. Baste contrastar el silencio sobre la horrible falta de libertad existente en Colombia, Honduras, Dubái, Arabia Saudí, Jordania, y un largo etcétera, con la hostilidad hacia los países gobernados por las izquierdas en América Latina. Y a eso le llaman libertad de prensa.

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14 enero 2014

¿QUÉ ESTÁ PASANDO EN BURGOS?

Para entender a qué viene la durísima oposición de los vecinos del barrio burgalés de Gamonal a las obras de un simple aparcamiento, hay que remontarse mucho. Al menos un par de décadas.

Ignacio Escolar, en 'eldiario.es'

Como siempre que un conflicto estalla, las causas rara vez se pueden explicar con lo que sucedió el día anterior. Para entender qué está ocurriendo en Burgos y a qué viene la durísima oposición de los vecinos a un simple aparcamiento hay que remontarse mucho. Al menos un par de décadas, si no más.

Durante años, antes incluso de la llegada de la burbuja inmobiliaria, Burgos fue una de las ciudades con la vivienda más cara de España, sólo superada entre las capitales de provincia por Madrid, Barcelona y San Sebastián. ¿La causa? A simple vista parecía inexplicable. Burgos no es ni mucho menos una gran urbe, unos 180.000 habitantes. Su población es estable desde hace años y, comparada con otras, apenas ha recibido inmigración. No tiene tampoco ninguna barrera natural para su expansión: está en mitad de un llano, sin esos límites que en otras ciudades pone la montaña o el mar. No tuvo tampoco un desarrollo económico excepcional: ni es un Silicon Valley, ni ha vivido ningún repunte industrial. Es una ciudad conservadora donde nunca parecía pasar nada, más allá de esa aparente maldición que obliga a la mayoría de los jóvenes a escapar. Conozco bien de lo que hablo. Nací en Burgos, estudié un año allí, en el Instituto Cardenal López de Mendoza, y gran parte de mis compañeros de estudios viven hoy en Madrid, forzados a emigrar por la falta de oportunidades en la ciudad.
Sólo hay una razón que pueda explicar por qué en Burgos la vivienda se disparó: la corrupción urbanística. Durante años, un constructor y sus amigos manejaron las recalificaciones del Ayuntamiento, que controlaba la derecha. Ese constructor se llama Antonio Miguel Méndez Pozo, aunque todo el mundo le conoce como Michel Méndez Pozo. O como "el jefe". No solo se dedica al ladrillo. Es también dueño del Diario de Burgos, el periódico más leído y con más influencia en la provincia.

Con una mano, Méndez Pozo controlaba las listas de la derecha al Ayuntamiento, donde llegó a amparar una candidatura de "independientes" contra la lista de Alianza Popular. Con la otra, manejaba la política urbanística de la ciudad. Sus componendas con el Ayuntamiento llegaron a juicio a principios de los noventa. El propio José María Aznar –entonces presidente de la Junta de Castilla y León y líder regional del partido, además de amigo íntimo de Méndez Pozo– tuvo que declarar por sus estrechas relaciones con el constructor; Aznar reconoció que le pedía su "opinión", que era su asesor para temas urbanísticos. En 1992, el alcalde de Burgos, José María Peña, fue condenado por prevaricación a doce años de inhabilitación para cargo público. A Méndez Pozo le cayeron siete años y tres meses de prisión. Sin embargo, el constructor sólo cumplió nueve meses antes de salir de la cárcel en tercer grado. Más tarde, el Gobierno de José María Aznar indultó al alcalde Peña, que volvió a presentarse a las municipales y salió elegido concejal (Burgos es así).

La cárcel no fue un obstáculo en la carrera de Michel Méndez Pozo. Al contrario. Tras pasar por la trena, no sólo no se convirtió en un apestado sino que aumentó aún más su fortuna, sus relaciones y su poder. En Valladolid, se alió con el grupo PRISA para lanzar otro periódico, El Día de Valladolid. En Navarra, se asoció con la COPE. Puso en marcha la delegación autonómica castellanoleonesa para Antena 3, y también pactó con su antiguo rival, el constructor leonés José Luis Ulibarri, para montar juntos la televisión autonómica semipública –la paga la Junta– de Castilla y León.



Su grupo de comunicación, Promecal, también se expandió a Castilla-La Mancha. Allí lanzó varios periódicos que fueron muy leales al PSOE hasta que ganó el PP. De paso, aprovechó su presencia en los medios para sacar tajada con sus otros negocios: sus empresas constructoras están entre las principales deudoras de la quebrada Caja Castilla-La Mancha. Méndez Pozo también invirtió en dos de los agujeros negros más famosos de la comunidad: el ruinoso aeropuerto de Ciudad Real y el proyecto de parque temático "El Reino de Don Quijote".

Burgos fue y ha seguido siendo el bastión de Méndez Pozo. Con la ayuda del periódico, se ha impuesto antes y ahora al propio Partido Popular, en una extraña relación donde un hombre que nunca ha sido militante del partido es el auténtico poder. Los alcaldes cambian pero Méndez Pozo permanece. El Diario de Burgos un día calla y al otro se convierte en referente del periodismo de investigación, al destapar un escándalo con la factura telefónica de uno de los concejales del Ayuntamiento, casualmente uno con mala relación con el constructor. De fondo de estos navajazos, un proyecto: el del aparcamiento en el barrio obrero de Gamonal.
El Vallecas de Burgos


Para entendernos, Gamonal es el Vallecas (o el Hospitalet) de Burgos: un antiguo pueblo en las afueras de la ciudad que acabó anexionado por la capital provincial. El franquismo llevó a Gamonal el mayor polígono industrial de la ciudad y la inmigración rural convirtió el antiguo pueblo en un barrio obrero de aluvión, de inmensos bloques de pisos de ladrillo visto, donde hoy viven cerca de 70.000 personas en la zona más densamente poblada de la ciudad.

La principal avenida de Gamonal, esa calle Vitoria donde el alcalde quiere construir el aparcamiento con bulevar, es la antigua carretera N-1, que unía al antiguo pueblo con la ciudad. Por las noches, funciona un pactado sistema de aparcamiento en doble fila. Los vecinos se organizan entre ellos, según sus horarios, para dejar sus coches sin el freno de mano puesto. El barrio, tan poblado, apenas tiene aparcamientos. Cuando se construyó, los obreros no tenían coches. Hoy Gamonal, donde el paro se ha disparado, es el barrio de Burgos donde más se nota la crisis, donde viven las personas más castigadas por la situación económica.
Los vecinos se oponen al aparcamiento porque dejará la mayor vía que une el barrio con el centro de la ciudad con sólo un carril en cada dirección –ahora hay cuatro–, y porque se quedarían sin sitio donde aparcar. Los nuevos aparcamientos serán muy caros: 19.800 euros por cada plaza, que además no es en propiedad sino en alquiler por 40 años, por lo que después no se podrán vender con facilidad. Además, los vecinos no entienden que esa obra de 8 millones de euros sea la prioridad en un barrio sin apenas equipamientos –hay una guardería a punto de cerrar porque faltan unos míseros 13.000 euros– y en un Ayuntamiento cuyas cuentas están al borde de la bancarrota.

Por supuesto, detrás del aparcamiento en Gamonal hay una sombra, omnipresente en la ciudad: la de Méndez Pozo. Ha sido una de sus empresas la que ha diseñado el proyecto y es la constructora de uno de sus socios habituales con los que trabaja la que se ocupará de llevarla a cabo, si es que los vecinos no la logran parar.


El Ayuntamiento confiaba en acabar con las protestas por la vía habitual: con el apoyo de los medios amigos. En Burgos hay dos diarios, ambos conservadores. Uno es de un imputado en la Gürtel; el otro, de un condenado por corrupción. El Diario de Burgos es de Méndez Pozo y el otro periódico de la ciudad, El Correo, es de su socio en la televisión autonómica, José Luis Ulibarri, otro constructor leones, imputado por la Audiencia Nacional en la trama de Francisco Correa y el Bigotes. El Correo, para más señas, se distribuye de forma conjunta con El Mundo. Además de con Unidad Editorial, el imputado Ulibarri también ha cerrado acuerdos con el grupo Vocento –editor de ABC– y ahora está aliado con EsRadio, la emisora de Jiménez Losantos. Todos estos negocios entre los editores de Madrid y los prohombres del ladrillo castellano explican también por qué el nombre de Méndez Pozo apenas se conoce fuera de Burgos.

Sin embargo, el apoyo de los periódicos de Burgos –como ejemplo sirve este tendencioso artículo en el Diario de Burgos o esta portada de El Correo– no ha servido en esta ocasión para acallar las protestas. El Ayuntamiento ha olvidado algo fundamental: que ahora existe internet y las redes sociales, donde la información es mucho más difícil de controlar.


Gamonal no es muy distinto a otros barrios obreros españoles. Pero nadie podría imaginarse que fuese una ciudad aparentemente tan conservadora y católica como Burgos donde se viviese un estallido así. Los turistas que visitan la catedral olvidan que un tercio de sus habitantes viven muy lejos del elegante paseo del Espolón, en el olvidado Gamonal.

El PP está alarmado y ha llamado a capítulo al alcalde de la ciudad, Javier Lacalle. Su miedo es razonable. Lo que hemos visto en Burgos no es muy distinto a lo que ha pasado antes en otros disturbios como los de Londres o París. O a lo que podría pasar en otras ciudades españolas ante chispas tan aparentemente inocentes como la remodelación de una calle. Por mucho que el PP quiere mezclar esta protesta con la kale borroka, asegurando que los jóvenes violentos venían de otra ciudad –han inventado el "turismo manifestante"–, la realidad es que los detenidos son tan de allí como la morcilla o la catedral. Es lo que pasa cuando el paro juvenil se dispara y hay una última gota que desborda el vaso.